lunes, 10 de marzo de 2008

Jorge Garbajosa: Calderón, un líder incluso estadístico

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El mundo entero debe saberlo, aunque dudo que todos valoren en su justa medida el mérito que entraña que José Manuel Calderón, impresionante en todos los aspectos del juego, se haya erigido en el mejor lanzador de tiros libres de la NBA. Desde la línea de 4,60 metros se han decidido y se decidirán miles de partidos y cientos de finales. Calde es casi infalible. Su porcentaje de acierto es del 92%, por delante de excelentes tiradores como Butler (Wizards, 91%), Billups (Pistons, 91%), Stackhouse (Mavericks, 90%), Ray Allen (Celtics, 90%) y todos los demás, claro. Lo suyo tiene mucho mérito porque es un base que penetra a menudo y saca muchas faltas a la defensa del equipo rival.
El tiro libre es el único que, ambiente al margen, se puede entrenar en unas condiciones casi idénticas a las que te encontrarás durante un partido. En el resto de lanzamientos las diferencias pueden ser infinitas: depende de si vas en carrera, si sales de un bloqueo, si tienes un rival más cerca o más lejos, etcétera... Para adquirir la mecánica para ejecutar correctamente los tiros libres se necesita ensayar mucho. Pero no sólo eso. A mí personalmente no me gusta lanzar, por ejemplo, 50 tiros libres seguidos. Prefiero lanzar un par y dar una vuelta corriendo a la cancha. Así se escenifican condiciones más parecidas a las de un partido en el que, cuando acudes a la línea de tiros libres, puedes estar más o menos cansado.

Muchas veces, el acierto o el fallo en los tiros libres depende de la confianza que tengas en ti mismo. Por ejemplo, es más normal que falle el que está jugando mal durante un partido. Y al revés. Un discreto lanzador de tiros libres, en un buen momento, casi siempre los mete. Un ejemplo: Shaquille O'Neal, uno de los mejores ejemplos de mal tirador desde la línea de libres, mejora sus porcentajes en los play-offs. La confianza, pues, es básica.

Un profesional no se deja influir por el factor ambiental. Si estás concentrado en el partido casi ni te das cuenta del jaleo. Aquí se reparten manoplas para que los espectadores hagan ruido con el objetivo de molestar al jugador del equipo visitante que lanza los tiros libres. Pero yo prefiero eso a un pabellón con ambiente frío. Otra situación curiosa fue la que me sucedió cuando jugaba con la Benetton de Treviso y disputamos la final four de la Euroliga en Barcelona. Tras una de las canastas del Sant Jordi se instaló una pantalla gigante de manera que cuando ibas a lanzar veías, inevitablemente, tu propia imagen. Aquello sí que descentraba un poco.

que se hacía tres caricias antes de ejecutar el tiro libre, dedicadas a cada uno de sus hijos. Yo, por ejemplo, siempre digo una frase antes de lanzar. Me lo han preguntado mil veces pero no lo voy a desvelar, perdonen, pero ni siquiera aquí. En los tiros libres he tenido años en que he estado con un 85% de acierto y otros en que he bajado a un 72%. No sé. A veces, si fallas el primero o los dos primeros, te presionas más. Otras veces si el tiro es hacia el final del partido, el equipo rival pide un tiempo muerto para que tengas más minutos para pensar y en un intento de que te pesen más los nervios. Los tiros libres son importantísimos y más en una Liga en la que grandes tiradores como Kobe Bryant, Nash o Lebron James reciben muchas faltas. Parece el tiro más sencillo pero, no sabes bien por qué, a veces fallas. Otro ejemplo: Bryant ha estado a punto de batir un récord de tiros libres consecutivos sin fallo, más de sesenta, y, sin embargo, en el partido contra los Mavericks falló hasta siete.

Antes de cada partido nos pasan un informe sobre el equipo y cada uno de los jugadores a los que nos enfrentamos y en él se consignan los puntos fuertes y los puntos débiles de cada uno de ellos, por ejemplo, los tres o cuatro peores lanzadores de tiros libres. Si es necesario cometer una falta personal rápida en los momentos finales del partido eso se tiene en cuenta y se puede hacer un dos contra uno sobre el mejor lanzador de tiros libres y dejar más libre al peor para que reciba el balón y puedas hacerle falta. El caso extremo se produjo hace unos años cuando en los play-offs se le hacía falta a O'Neal en cada balón que recibía. Pero eso ya me parece excesivo. Para mí es adulterar el juego. Para ganar vale casi todo, pero no todo.

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